Temas diversos, parte 1

Algunas cosas varias. La primera es dejar constancia de que me hago cargo de mis  errores, así como de mis eventuales aciertos. Pero no puedo hacerme cargo por lo que hagan o dejen de hacer otros docentes. Dicho lo cual añado: no sé qué pasó con el teórico de este lunes, porque a último momento me avisaron que el enlace había cambiado, y además no pude entrar a la sala. Si alguien me dice de qué fue la cosa en los comentarios, agradecido.

Paso a asuntos más importantes: Este es el enlace al texto de Sigmund Freud acerca de la Psicología de las masas y análisis del yo, que forma parte de la bibliografía obligatoria de la cátedra. Si a alguien le interesa, les dejo también los enlaces a los otros textos sociales de Freud, a saber El malestar en la cultura y Tótem y tabú.

Otro tema: Acerca de las palabras. Hace algún tiempo, el diario Clarín publicó una entrevista a Pedro Luis Barcia, presidente de la Academia Argentina de Letras, donde entre otras cosas habla de las groserías verbales, y sostiene que no le preocupan, excepto cuando se hacen demasiado frecuentes. En tales casos sí, reconoce que lo ve como algo malo, pero no por una defensa de las buenas costumbres tanto como de la propia puteada: "Porque la puteada es un bien de la lengua que se debe preservar para momentos contundentes. Y no hay que pervertirla ni banalizarla, como se hizo con la palabra boludo, que inicialmente tuvo un valor descalificativo y hoy no tiene nada." Luego reconoce que, por el contrario, la palabra pelotudo ha mantenido un peso específico natural. Seguramente por la particular sonoridad de la letra p, hubiese señalado el Negro Fontanarrosa. Pero lo que más quiero rescatar de esta entrevista aparece en el último párrafo. El periodista pregunta: ¿Es cierto que la gente se entiende cuando habla? Y Barcia responde: "La gente se entiende menos de lo que cree porque maneja palabras grandes. La palabra grande, al serlo, tiene mucha cavidad y todo el mundo pone algo distinto adentro. Como en la palabra amor, usada para acostarse con alguien. La intención con que la mujer la recibe es sentimental, y el hombre le pone carga erótica. Ahí se produce el malentendido. Por eso es difícil llegar a acuerdos finales."


Otro tema, sobre culturas afectivas: Byung-Chul Han fue entrevistado hace poco por el periódico español El País, y hay algunos pasajes que me han parecido de interés.

Pregunta: ¿Cómo es posible que en un mundo obsesionado por la hiperproducción y el hiperconsumo, al mismo tiempo los objetos se vayan disolviendo y vayamos hacia un mundo de no-cosas?

Byung-Chul Han: Hay, sin duda, una hiperinflación de objetos que conduce a su proliferación explosiva. Pero se trata de objetos desechables con los que no establecemos lazos afectivos. Hoy estamos obsesionados no con las cosas, sino con informaciones y datos, es decir, no-cosas. Hoy todos somos infómanos. Se ha llegado ya a hablar de datasexuales [personas que recopilan y comparten obsesivamente información sobre su vida personal].

P.: En ese mundo que describe, de hiperconsumo y pérdida de lazos, ¿por qué es importante tener “cosas queridas” y establecer rituales?

BCH: Las cosas son los apoyos que dan tranquilidad en la vida. Hoy en día están en conjunto oscurecidas por las informaciones. El smartphone no es una cosa. Yo lo caracterizo como el infómata que produce y procesa informaciones. Las informaciones son todo lo contrario a los apoyos que dan tranquilidad a la vida. Viven del estímulo de la sorpresa. Nos sumergen en un torbellino de actualidad. También los rituales, como arquitecturas temporales, dan estabilidad a la vida. La pandemia ha destruido estas estructuras temporales. Piense en el teletrabajo. Cuando el tiempo pierde su estructura nos empieza a afectar la depresión.

P.: En su libro se establece que, mediante la digitalización, nos convertiremos en homo ludens, enfocados al juego más que al trabajo. Pero, con la precarización y la destrucción de empleo, ¿podremos todos acceder a esa condición?

BCH: He hablado de un desempleo digital que no está determinado por la coyuntura. La digitalización conducirá a un desempleo masivo. Este desempleo representará un problema muy serio en el futuro. ¿Consistirá el futuro humano en la renta básica y los juegos de ordenador? Un panorama desalentador. Con panem et circenses (pan y circo) se refiere Juvenal a la sociedad romana en la que no es posible la acción política. Se mantiene contentas a las personas con alimentos gratuitos y juegos espectaculares. La dominación total es aquella en la que la gente solo se dedica a jugar. La reciente e hiperbólica serie coreana de Netflix, El juego del calamar, en la que todo el mundo solo se dedica al juego, apunta en esta dirección. Esa gente está sobreendeudada y se entrega a ese juego mortal que promete enormes ganancias. El juego del calamar representa un aspecto central del capitalismo en una forma extrema. Ya dijo Walter Benjamin que el capitalismo representa el primer caso de un culto que no es expiatorio, sino que nos endeuda. En los principios de la digitalización se soñaba con que esta sustituiría el trabajo por el juego. En realidad, el capitalismo digital explota despiadadamente la pulsión humana por el juego. Piense en las redes sociales, que incorporan elementos lúdicos para provocar la adicción en los usuarios.

P.: El teléfono móvil inteligente nos prometía cierta libertad… ¿No se ha convertido en una larga cadena que nos apresa allí donde estemos?

BCH: El smartphone es hoy un lugar de trabajo digital o bien un confesionario digital. Todo dispositivo, toda técnica de dominación genera artículos de culto que son empleados para la subyugación. Así se afianza la dominación. El smartphone es el artículo de culto de la dominación digital. Como aparato de subyugación actúa como un rosario y sus cuentas; así es como mantenemos el móvil constantemente en la mano. El me gusta es el amén digital. Seguimos confesándonos. Nos desnudamos por decisión propia. Pero no pedimos perdón, sino que se nos preste atención.

P. Hay quien teme que el internet de las cosas pudiera significar algo así como la rebelión de los objetos contra el ser humano.

BCH: No exactamente. El smart home [hogar inteligente] con cosas interconectadas representa una prisión digital. El smart bed [cama inteligente] con sensores prolonga la vigilancia también durante las horas de sueño. La vigilancia se va imponiendo de modo creciente y subrepticio en la vida cotidiana como si fuera lo conveniente. Las cosas informatizadas, o sea, los infómatas, se revelan como informadores eficientes que nos controlan y dirigen constantemente.

P. Usted ha descrito cómo el trabajo va tomando carácter de juego, las redes sociales, paradójicamente, nos hacen sentir más libres, el capitalismo nos seduce. ¿Ha conseguido el sistema meterse dentro de nosotros para dominarnos de una manera incluso placentera para nosotros mismos?

BCH: Solo un régimen represivo provoca la resistencia. Por el contrario, el régimen neoliberal, que no oprime la libertad, sino que la explota, no se enfrenta a ninguna resistencia. No es represor, sino seductor. La dominación se hace completa en el momento en que se presenta como la libertad.

P. ¿Por qué, a pesar de la precariedad y la desigualdad crecientes, de los riesgos existenciales, etcétera, el mundo cotidiano en los países occidentales parece tan bonito, hiperdiseñado, y optimista? ¿Por qué no parece una película distópica o ciberpunk?

BCH: La novela 1984 de George Orwell se ha convertido desde hace poco en un éxito de ventas mundial. Las personas tienen la sensación de que algo no va bien con nuestra zona de confort digital. Pero nuestra sociedad se parece más a Un mundo feliz de Aldous Huxley. En 1984 las personas son controladas mediante la amenaza de hacerles daño. En Un mundo feliz son controladas mediante la administración de placer. El Estado distribuye una droga llamada “soma” para que todo el mundo se sienta feliz. Ese es nuestro futuro.

P. Usted sugiere que la inteligencia artificial o el big data no son formas de conocimiento tan asombrosas como nos las pintan, sino más bien “rudimentarias”. ¿Por qué?

BCH: El big data dispone solo de una forma muy primitiva de conocimiento, a saber, la correlación: si ocurre A, entonces ocurre B. No hay ninguna comprensión. La inteligencia artificial no piensa. A la inteligencia artificial no se le pone la carne de gallina.

P. Dijo Blaise Pascal que la gran tragedia del ser humano es que no puede estar quieto sin hacer nada. Vivimos en un culto a la productividad, incluso en ese tiempo que llamamos “libre”. Usted lo llamó, con gran éxito, la sociedad del cansancio. ¿Deberíamos fijarnos como objetivo político la recuperación del tiempo propio?

BCH: La existencia humana está hoy totalmente absorbida por la actividad. Con ello se hace completamente explotable. La inactividad vuelve a aparecer en el sistema capitalista de dominación como incorporación de algo externo. Se llama tiempo de ocio. Como sirve para recuperarse del trabajo, permanece vinculado al mismo. Como derivada del trabajo constituye un elemento funcional dentro de la producción. Necesitamos una política de la inactividad. Esto podría servir para liberar el tiempo de las obligaciones de la producción y hacer posible un tiempo de ocio verdadero.

P. ¿Cómo se combina una sociedad que trata de homogeneizarnos y eliminar las diferencias, con la creciente querencia de las personas por ser diferentes de los demás, en cierto modo, únicas?

BCH: Todo el mundo quiere hoy ser auténtico, es decir, diferente a los demás. Así, estamos comparándonos todo el rato con los otros. Precisamente es esta comparación la que nos hace a todos iguales. O sea: la obligación de ser auténticos conduce al infierno de los iguales.

P. ¿Necesitamos más silencio? ¿Estar más dispuestos a escuchar al otro?

BCH: Necesitamos que se acalle la información. Si no, acabará explotándonos el cerebro. Hoy percibimos el mundo a través de las informaciones. Así se pierde la vivencia presencial. Nos desconectamos del mundo de forma creciente. Vamos perdiendo el mundo. El mundo es algo más que información. La pantalla es una pobre representación del mundo. Giramos en círculo alrededor de nosotros mismos. El smartphone contribuye decisivamente a esta pobre percepción de mundo. Un síntoma fundamental de la depresión es la ausencia de mundo.

Comentarios

  1. Profe/chicos, buenas tardes! En lo que respecta al teórico, particularmente no pude estar presente cuando se dio de manera sincronica. Intenté verlo desde youtube, pero entiendo que no se transmitió o no quedo el registro y solo pude leer algunos comentarios diciendo que nadie pudo ingresar al link. Supongo que mañana charlaremos sobre esto igualmente. Saludos.
    Daniela.

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  2. Buenas noches! Pude ingresar al teorico del lunes y el mismo se trato de Programacion Neurolingüística;el profe hablo sobre la historia y los pilares fundamentales. Por lo que vi durante el teo muches compas no pudieron acceder y desde yt no podia verse en vivo (creo).
    Respecto a la entrada del blog me gusto mucho esta frase: "La gente se entiende menos de lo que cree porque maneja palabras grandes" Me hizo pensar en la escritura academica y en cierto punto en como "repulsa" a muches por la falta de comprension de ese codigo y el estado de confusion al que puede llevarnos (paradojalmente, porque en verdad busca "enclarecer") , teniendo en cuenta tambien esto que dice Han de "hiperinflación de objetos".
    Han me parece un tipazo y la entrevista esta buenisima. En ese sentido, y en relacion a lo que dije antes, lei unas pares de criticas hacia el sobre que "es muy facil de leer" y etc. Me parece que maneja bien la mezcla entre la data dura y dejar "residuos" propios de si en lo que escribe y eso lo hace accesible, "humaniza" en cierto punto al relato que construye. Me quedo con: "Necesitamos que se acalle la información."
    Saludos!

    Carla

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  3. Hola! Coincido con lo que le pasó a Carla jajaja yo también pensé en la escritura académica con la frase de los malos-entendidos y las grandes palabras, pero llevándolo al llano y retomando un tema clásico de nuestras clases, al fin y al cabo cosas cotidianas como "amor", "felicidad", "éxito" pueden implicar muchas cosas muy diferentes o ser todas parte de un mismo campo semántico según a quién le preguntes.

    Respecto a Byung-Chul Han, también me parece super interesante como filósofo contemporáneo, comparto muchas de sus posturas, pero a veces me resulta bastante pesimista (yo igualmente lo soy, por eso comparto perspectivas). Según él (mi entendimiento de él), estaríamos en un callejón sin salida, condenados a la dominación, pasividad, precarización laboral y a la depresión. Justamente ayer en el Seminario de Informática y Sociedad debatimos sobre posthumanismo y las homeotecnologías (Peter Sloterdijk) y cómo es posible, para algunxs, la venida de un mundo-paradigma más amigo, amable, de coexistencia, gracias a la data-información que denuncia BCH, en tanto los productos de estas tecnologías son hibridaciones que nos obligan a superar la oposición natural vs. artificial (bueno vs. malo, verdad vs. mentira, etc.) a partir de la cual interpretamos el mundo.

    Así y todo, no me caso con ninguna de las dos posturas, creo un poco en ambas. O será que, en realidad, me cuesta y odio decidir. En fin, me pareció copado traerlo a debate.

    Amparo

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  4. Buenas, cuantos temas! jajaja

    Lo que más me quedó fue la entrevista de Pedro Luis Barcia y la frase de Byung-Chul Han que justo mencionó la compañera: "Necesitamos que se acalle la información". Siento que ambas se pueden combinar. A veces nos entendemos más con menos palabras. Por ejemplo con un simple abrazo que dice mucho en ciertos momentos. O si vamos a un ejemplo mas "objetivo", en la materia de taller de datos, vimos que, hoy en día se da la idea de que hay demasiada información pero la realidad es que se forman "burbujas de filtros" que cortan esa información, gracias a los algoritmos, y nos quedamos con solo una parte. De esta manera siempre nos van a llegar las mismas fuentes.

    Aunque el comentario de Amparo me hizo dudar un poco de estas reflexiones mas "pesimistas". Ayer también escuché la clase de Seminario de Informática y Sociedad sobre como, para algunxs, se puede formar un mundo más amable gracias a la data-información que justamente denuncia BCH y como la dicotomía de natural vs artificial no tiene porque ser malo, al igual que el ejemplo de la otra entrada del blog sobre Sarah, la mujer con depresión crónica severa.

    En fin, como suele pasar en este vida, son temas complejos, que claramente no tienen una respuesta precisa. Pero, por mas vergonzoso que sea citarme a mi misma, mencioné en otra entrada del blog que a veces esta bueno quedarse callado. - Mariana Bermejo

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